La gesta democrática en República Dominicana encontró sus primeras dificultades en la herencia del pasado, un pequeño país del Caribe que atestiguó una de las dictaduras más crueles y sangrientas del siglo XX con la presencia durante 31 años de Rafael Leónidas Trujillo. Una historia convulsa y accidentada que palpitó con la primera experiencia democrática bajo la figura reformista de Juan Bosh, quien fue derrocado por un golpe de estado para evitar una supuesta “Segunda Cuba”. Otro letargo en el difícil camino de la democracia estuvo marcado por la posterior influencia de Joaquín Balaguer, quien completó 22 años de gobierno, bajo la paradoja de haber conquistado grandes logros económicos para el país, pero abortando los ideales de libertades y de justicia social.

Fuente: Diario Acento
Fueron los mismos actores y viejas caras quienes rondaron la escena electoral de la República Dominicana del pasado 20 de mayo. Frente a la fachada de un sistema pluripartidista, fueron dos los partidos mayoritarios quienes hegemonizaron la disputa política y que presentaron la misma fórmula de candidatos que se disputaron la bandera presidencial en el 2000. Se trató del oficialista Danilo Medina del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), quien fuera candidato presidencial hace 12 años y que se enfrentó nuevamente al ex presidente Hipólito Mejía del Partido Revolucionario Dominicano (PRD). Bajo este reciclaje político y switcheo de candidatos es que se reeditó el proceso de oligarquización, la política de los personalismos y el abuso de poder. Medina, vencedor de los comicios, fue el candidato predilecto del establishment para ocupar la presidencia.
Otra figura central en el mapa político de la República Dominicana del siglo XXI fue el pasado presidente, Leonel Fernández, quien ocupó la presidencia durante tres periodos representando al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y que ultimadamente vio convulsionadas sus aspiraciones reeleccionistas, debido a la actual constitución del país, en vigor desde 2010, que cancela el principio de la “reelección consecutiva”, una coyuntura que lo obligó a entretejer otra salida política que encontró sustento en su mujer, Margarita Cedeño de Fernández, la Primera Dama que se presentó como compañera de boleta para la candidatura vicepresidencial con la fórmula de Danilo Medina. ¿Volverá Leonel Fernández a la presidencia en el 2016?
A la República Dominicana se le reconoce como uno de los países de mayor crecimiento económico en América Latina y destino de cuantiosos flujos de inversión extranjera directa y de remesas. Sin embargo la economía dominicana, altamente dependiente de Estados Unidos, ha sido fuertemente golpeada por su escasez crónica de energía, el alza de los precios del petróleo, la crisis alimentaria global, así como la crisis financiera del 2008. Otros nubarrones se presentan en la estela económica: altos niveles de endeudamiento, tasas de inflación elevada e indicadores pendientes en materia de desarrollo humano que han profundizado la desigualdad social y la brecha que separa a los ricos de los pobres.
Uno de los desafíos que tendrá que enfrentar el nuevo presidente dominicano será el de atajar la inseguridad ciudadana que aqueja a la población ante la problemática del crimen organizado trasnacional y el tráfico y consumo de drogas. La epidemia de la violencia que encuentra terreno en Centroamérica y otros países latinoamericanos también se reedita en algunos países caribeños como la República Dominicana, que no se salva de los fenómenos delincuenciales y de instituciones débiles y precarias, un trago amargo que sigue truncando los índices de gobernabilidad del país.

Fuente: Wikipedia Commons
La República Dominicana está consolidada como la economía de mayor crecimiento en el Caribe y se ha convertido en un interlocutor de primera importancia para la región, además de contar con una presencia sólida en Centroamérica, un hecho que se palpa con la firma del CAFTA, el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y EU. Pero hablar del Caribe y de la República Dominicana, nos obliga a referirnos al tema de Haití, el país más pobre de América Latina que durante muchos años se erigió como el vecino incómodo para la República Dominicana, manteniendo unas complejas relaciones bilaterales que cargan con una historia convulsa, plagada de rencillas, diferendos y conflictos.