El 26 de octubre el oriente latinoamericano será testigo del arranque de los comicios en Uruguay, una cita que coincide con el desenlace de la segunda vuelta electoral en Brasil. Uruguay, por su parte, comienza a definir quiénes serán sus presidenciables en medio de uno de los enfrentamientos más reñidos de los últimos años. Los protagonistas electorales: Lacalle Pou, Tabaré Vázquez y Pedro Bordaberry, pugnan por ocupar la silla presidencial de un país que es conocido por sus contradicciones que en momentos lo acercan a sus vecinos latinoamericanos y en otros lo distancian.
Fuente: diarioelmirador.com.ar
Uruguay es un país modelo para América Latina. A diferencia de muchos países, cuenta con un nivel de desarrollo humano envidiable, posee el grado de alfabetización más alto de América Latina y puntos bajos en los listados de percepción de la corrupción. Asimismo se le identifica como uno de los países más equitativos en materia de distribución del ingreso y uno de los veinte países más seguros del orbe –aunque todavía tiene manchas de inseguridad-. Estos atributos han hecho que denominen a Uruguay la “Suiza de América”, un sobrenombre que de facto lo aleja de la realidad de muchos de los países latinoamericanos que no han logrado equiparar el Estado de bienestar uruguayo.
Sin embargo, la huella de las dictaduras militares y las violaciones a los derechos humanos es la cadena traumática que comparte con Latinoamérica, a pesar de que Julio María Sanguinetti logró desinstalar el gobierno militar. Más allá de este episodio negro, Uruguay posee una sólida tradición democrática, un atributo que le ha permitido construir su carácter reformista, ejemplo de ello es la legalización del divorcio en 1907 y el reconocimiento del derecho de voto nacional a la mujer en 1938 -cuando en México fue hasta 1953-.
Debido a estas características no es de extrañarse que las disputas electorales sean reñidas y con propuestas que busquen atrapar la atención del electorado. Desde su vida independiente el mapa político uruguayo se ha caracterizado por un bipartidismo en la pugna por la silla presidencial. La lucha por la hegemonía entre el Partido Colorado (PC) y el Partido Nacional (PN) que ha sido quebrantada por el surgimiento del Frente Amplio (FA) y su triunfo presidencial en 2010.
La fórmula electoral en el poder Mujica-Astori, siendo Daniel Astori el vicepresidente, personifica tanto el ala izquierdista como el ala centrista del FA, dando muestra de las diversas corrientes y la variedad de ideologías que invaden la vida política interna del partido. La imagen del partido es, sin duda, el presidente José Mujica, denominado el “presidente más pobre del mundo”. Mujica nunca encajó en los círculos tradicionales del poder, es un líder completamente distinto a cualquier otro: modesto, sencillo, con una vida humilde que dona gran parte de su salario para obras de la caridad. Fue en su mandato que los ánimos reformistas uruguayos se perpetuaron con la despenalización del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la legalización de la mariguana.
Fuente: elpais.com.uy
A pesar de los grandes bonos de popularidad de José Mujica, en Uruguay no hay posibilidad de reelección consecutiva. El oficialismo y la consolidación de la izquierda podrían afianzarse bajo el regreso de Tabaré Vázquez (FA), el expresidente y alcalde de Montevideo que ahora enfrenta el duelo con Luis Alberto Lacalle Pou del PN, la segunda agrupación política en términos electorales que ha criticado al FA por su política de seguridad. También aparece como un jugador electoral Pedro Bordaberry del PC, la fuerza que se encuentra dividida en muchos temas polémicos como el aborto, la eutanasia y la despenalización de la marihuana.
Los resultados de las encuestas favorecen al FA. De acuerdo con los sondeos de intención de voto de Equipos Mori, de marzo a octubre, el FA ha conservado el favoritismo del electorado en torno a los 40 puntos, el PN por debajo de los 30 y PC alrededor de los 10 puntos. Si ninguno de los candidatos logra más del 50% de los sufragios el 26 de octubre habrá una segunda vuelta entre los dos más votados el 30 de noviembre. Frente a este posible escenario, el PN y el PC podrían aliarse para intentar arrebatarle el poder a la izquierda oficialista.
El toque curioso de estas elecciones surge de los árboles genealógicos de los candidatos, pues al parecer, sin importar cuál sea en vencedor, “todo quedará en familia”. Primero, el actual duelo electoral se presenta entre Tabaré Vázquez (FA) -expresidente- que se enfrenta a Luis Lacalle Pou (PN) -hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle-. Segundo, el PC presenta la candidatura de Pedro Bordaberry, hijo del expresidente Juan María Bordaberry, además de que este partido ha dado cuatro presidentes de una de las familias políticas más importantes de Uruguay, los Batillistas (uno por generación).
Fuente: infolatam.com
La celebración de elecciones entre las dinastía políticas nos hace pensar si lo que Uruguay necesita son liderazgos frescos y renovados. El perfil del presidente José Mujica ejemplifica el éxito de los perfiles nuevos, que aun cuando hayan pasado 14 años en la cárcel, tienen propuestas que se adaptan las necesidades de su población. Más allá de la rama genealógica a la que pertenezcan, será primordial que el ganador en las presidenciales uruguayas tenga la visión de mantener la Suiza de las Américas y lograr que su carácter reformista no se merme.
Fuente: peru21.pe