Las claves políticas, económicas, militares y diplomáticas de Panamá se entrecruzan con la historia del Canal de Panamá, una historia de conflicto y rivalidad que está asociada a las aspiraciones de soberanía e independencia de este país geoestratégico que por su estrecha franja une al océano Pacífico y Atlántico, una singularidad que lo atrapó como rehén de los grandes intereses geopolíticos. Las países centrales y emergentes como EE.UU. Francia, China y Rusia colocaron una y otra vez su mirada en este país centroamericano.
Tras 82 años de unión a Colombia, Panamá consiguió su independencia en 1903, cuando de EE.UU. se apoderó de este pequeño país centroamericano. A través de la firma del Tratado Hay-Herrán -que más adelante fue rechazado por el Senado Colombiano- le concedía a EE.UU. el derecho de construir el canal interoceánico y si uso a perpetuidad. Fue hasta que se firmaron los Tratados Torrijos-Carter de 1977 cuando el rumbo soberanista de Panamá encontró lugar, gracias al general Omar Torrijos, el caudillo panameño que le supo poner un freno a la agenda de intereses extranjeros liderados por EE.UU.
Fuente: radiopolar.com
El Canal de Panamá por el cual transita el 5% del comercio mundial es considerado como una de las siete maravillas de ingeniería del mundo, según lo establece la Sociedad Americana de Ingeniería Civil. Ahora administrado en su totalidad por los panameños y a un centenario de su apertura, el Canal sigue siendo un eslabón vital del comercio mundial –cruce de vehículos, alimentos, manufacturas y petróleo- todo ello sucede bajo la consigna de acortar distancias y ahorrar costos en transporte.
La ampliación del Canal de Panamá
En el 2014 se cumplen los 100 años de existencia del Canal de Panamá, un centenario de indudable hegemonía y posición privilegiada que ahora se antoja amenazada por la llegada de nuevos competidores, inversores y otras rutas de navegación. De igual manera, la transformación del modelo comercial marítimo en un contexto de globalización y de la irrupción de tecnologías cada vez más sofisticadas ha obligado al Canal de Panamá a modernizarse.
La ampliación del Canal de Panamá tiene dedicatoria en aras de enfrentar más competencia. En Colombia hay un proyecto de una vía férrea que pudiese unir a los dos océanos y China se está apuntado. Existen planes para modernizar el Canal de Suez –quizá una de los proyectos más ambiciosos que el presidente de Egipto Abdel Fatah al Sisi ha abanderado- así como las intenciones de habilitar la ruta del Ártico -que ahora con los efectos del deshielo por el cambio climático pudiera conectar más fácilmente a Rusia y a China con Canadá. Tampoco se nos olvide lo que está sucediendo en Centroamérica y el sueño de Daniel Ortega de construir un canal interoceánico en Nicaragua apadrinado por China.
Fuente: latintrade.com
En el marco de la celebración de los 100 años del Canal de Panamá es que su autoridad administrativa diseñó un plan estratégico de ampliación, un proyecto que se presentó a referéndum nacional y que arrojó un resultado del más del 76% de votación a favor. La expansión duplicará la capacidad del canal a través de financiamientos del Banco Europeo de Inversiones, el BID y el Banco Internacional de Japón, entre otros. No obstante, continuos enfrentamientos han surgido entre compañías constructoras y financieras encargadas de la ampliación del Canal –las obras detenidas durante dos semanas en febrero del 2014-.
El Canal Interoceánico en Nicaragua
Nicaragua parece cumplir el sueño de construir su propio canal interoceánico que servirá como una alternativa al Canal de Panamá y que generará empleos y dinamismo económico en el segundo país más pobre de Centroamérica según la clasificación de la ONU. Después de un largo periodo para definir la ruta del Canal de Nicaragua y numerosas críticas de la oposición por haber aprobado con premura del parlamento este proyecto y sin hacer estudios ambientales previos, el “sueño del siglo” de Daniel Ortega arrancará en 2015 para concluir cuatro años después.
Fuente: panampost.com
La presencia de China en Centroamérica y el Caribe va en ascenso. La segunda economía del mundo ha logrado construir relaciones de enorme vitalidad rompiendo con la vieja tradición diplomática centroamericana de privilegiar las relaciones con Taiwán. Ahora China mantiene relaciones con Guatemala y tiene firmado un TLC con Costa Rica, hay acercamientos crecientes entre Beijing y Tegucigalpa, Xi Jinping ha visitado Trinidad y Tobago -la primera visita de un presidente chino a una nación angloparlante en el Caribe- y mantiene una presencia clave en el Canal de Panamá a través de una oficina de intereses comerciales. Su condición de gran inversor y prestamista ha desbancado a EE.UU. como principal actor en la zona.
Otro actor que apunta en el escenario político y económico centroamericano es Rusia. Sus relaciones estrechas con Nicaragua tocan la cooperación técnico-militar y hasta diplomática. Nicaragua apoyó la posición rusa frente a la anexión de Crimea en una votación de la ONU y reconoció la independencia de Abjasia y Osetia del Sur en su conflicto con Georgia en 2008. Llama la atención que en el marco de la cumbre de países BRICS, Vladimir Putin, el “hombre fuerte de Rusia” haya improvisado una visita a Nicaragua y que se acerque más a Brasil, Argentina y los países del ALBA que a las naciones que conforman la Alianza Pacífico.
Fuente: fineartamerica.com
Es quizá momento de volver a recordar la doctrina de Alfred Mahan, el famoso oficial de la Armada de EE.UU., quien advertía sobre la supremacía del mar como una fuente del poder geopolítico y la importancia del control global de los océanos. Todas ellas ideas que abonaron al Destino Manifiesto: EE.UU. debía ser una nación destinada a expandirse desde el Pacífico hacia el Atlántico, después de todo: “Quien domina el mar, domina el mundo”.