La muerte de Hugo Chávez deja una transición en vilo en Venezuela. Una Venezuela que no está preparada para vivir sin el chavismo que lo podía todo en el país sudamericano al controlar los centros neurálgicos del poder político, económico, militar, mediático, social y de justicia, así como la toma de decisiones que emanaba del bloque regional de los países del Alba y de la institucionalidad ad hoc que fue construida para servirla y mantenerla. Una obra monumental en materia de política exterior que se edificó durante casi 14 años de gestión y que convivía desde la red de países que la integraba, pasando por la alianza de Petrocaribe, hasta la Celac, Unasur, Telesur y Banco del Sur, todos ellos esfuerzos asombrosos que estuvieron sellados por el pensamiento regional y estratégico de Hugo Chávez.
A pesar del poderío regional que consiguió el chavismo gracias al liderazgo de su máximo exponente y a la diplomacia petrolera que activó, uno de los grandes retos de la transición venezolana será ahora la de resanar la profunda polarización y fragmentación de la sociedad que hasta ahora no sabe la verdad en torno a la enfermedad de su extinto comandante Hugo Chávez, información bajo secrecía y a cuentagotas que fue manejada con criterios políticos, electorales y propagandísticos para tratar de eternizar el proyecto chavista.
Video del cierre de campaña de Nicolás Maduro en Caracas.
Fuente: http://www.nicolasmaduro.org.ve/
La posibilidad de trasladar los restos de Hugo Chávez al Panteón Nacional de Venezuela, donde descansan los “venezolanos ilustres” como el libertador Simón Bolívar, reafirma el hecho que el mito de Hugo Chávez será una herramienta utilizada por los herederos del poder para mantener viva y a toda costa la supervivencia de la revolución bolivariana. La cimentación de una leyenda que debe ser recreada y cultivada periódicamente y a la que se le deben sumar ciertos ingredientes religiosos para seguir encumbrando a quien fuera el máximo referente del socialismo radical del siglo XXI. No fue casualidad que Nicolás Maduro, probablemente el próximo presidente constitucional de Venezuela se haya referido al querido y fallecido gobernante como el “Cristo redentor de los pobres” y a él mismo como su apóstol.
La lucha entre Maduro y Capriles se antoja a todas luces asimétrica y llena de ventajismos. Mientras que el sucesor de la revolución bolivariana sigue construyendo al enemigo mediante un discurso radical y etiquetando a su contrincante como parte de la conspiración que “asesinó” al antiguo presidente, el gobernador de Miranda, quien conquistó más del 44% de los votos del 7 de octubre, denuncia la imagen hiperexplotada de Chávez en la contienda electoral. Son las condiciones de inequidad, la mitificación del personaje y la extrema ideologización, las determinantes que seguramente se conjuntaran para ensombrecer a la oposición e incluso las que permitirán oxigenar al chavismo para imponer su legado, siempre y cuando, los errores de Maduro como virtual presidente se puedan solventar y las fracturas al interior del seno chavista se procesen y no sean desbordantes.
Video promocional de la campaña de Henrique Capriles
Fuente: http://venezuelasomostodos.com/
No todo es efervescencia política en Venezuela, pues el legado de Hugo Chávez deja lesiones en materia de democracia, derechos humanos y atropellos a la libertad de expresión que se conjuntan con índices crecientes en materia de inseguridad y criminalidad. Si bien la agenda social chavista fue el corazón de su proyecto y conectó emocionalmente a los venezolanos con la cúpula gobernante, hoy tenemos a un país aquejado por el endeudamiento, devaluación, hiperinflación y desabasto de alimentos. ¿Pero cómo sucedió todo esto en un país que posee una riqueza petrolera sorprendente? ¿Fue la élite política, el actor que falló al no haber manejado con mayor prudencia y responsabilidad los recursos ilimitados que se drenaron gracias a la bonanza petrolera?

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De igual manera, el deceso de Hugo Chávez abre una serie de interrogantes en torno a los reacomodos de liderazgos que se abrirán en el escenario latinoamericano. Sus grandes proyectos geopolíticos y económicos se encuentran ahora en el limbo ante la falta evidente de un dirigente regional. Las apuestas obvias destinan sus miradas hacia Castro, Correa y Evo Morales, pero ninguno de ellos parece llenar el vacío carismático y el poder económico que utilizó el máximo guía de la revolución bolivariana para encumbrar su liderazgo regional.

Fuente: http://venezuelasomostodos.com
Sabemos que Chávez deja una vacante en el poderío regional en América Latina que posiblemente Brasil pueda llegar a capitalizar. Sin embargo, la coyuntura puede ser una oportunidad para que la política exterior mexicana termine por delinear nuestro papel en la región ¿Esta será la coyuntura para que nuestro país se apunte y pueda reconquistar su papel perdido en la zona? ¿Fue ese, el mensaje de la visita oficial que hiciera el recién estrenado presidente EPN para asistir a los funerales de Hugo Chávez? ¿El regreso del PRI significa recuperar márgenes de maniobra y espacios de influencia hacia el Sur? Muchas interrogantes que habría que desentrañar pero que nos obligan a estar atentos de cómo vamos a reactivar nuestro papel bisagra entre América del Norte y América del Sur.